viernes, 27 de enero de 2012


Hora-20:23:
No  tengo ganas de escribir, sin embargo me apetece hablar de ti. Sabes, yo siempre me he prometido a mi misma que la vida que yo quiera vivir, la vivo con quien quiera y como quiera. Ahora por estas horas, tengo unas ganas inmensas de llamarte, oír tu voz sosa, y proponerte: "Ven a mí casa, por favor. Timbra. Entra por la puerta del portal. Elige el ascensor o las escaleras. Entra por la puerta principal. Dime ese "qué" de siempre, y bésame, bésame como si no hubiera mañana. Coge el portátil, pon esa canción. Y mientras suena susúrrame al oído, mientras desabrochas mi camisa lento, muy lento; que recorra un escalofrío de esos que ya no quedan, y no te olvides de cerrar la puerta". Me paraliza, analiza, me ataja, balda, detiene, entorpece, estanca, me impide, insensibiliza, inmoviliza, interrumpe, me prohíbe, me retiene...y todos los sinónimos que puedan existir de la palabra paralizar en un puto diccionario de la A á la Z.


Ahora, ya son las 20:40.
Y sigo sin tener ganas de escribir, pero, ahora, es que, e. Han pasado ya más de 5 minutos, y sigo sin saber cómo decirte...que, te estoy echando en falta en estos mismos instantes. Decisión: No quedar tanto contigo. Decisión2: quedar todos los días. Indecisión.


Han pasado 10 minutos. 20:50.
Interprétame una de tus manías y rarezas. Escríbeme un testamento al que yo te conteste algo como: Me haces sentir como la persona más afortunada, cari.
Me estoy mirando al espejo, tengo una sonrisa de oreja a oreja, me brillan los tanto los ojos como si tuvieran luz propia, en esto me suelto el pelo y lo echo hacia delante, me lo coloco, lo peino suavemente con los dedos. Me vuelvo a sentar y escribo: La persona más afortunada... y la más guapa.
                                                                                     

No hay comentarios: